viernes, 3 de julio de 2009

"IN MEMORIAM"

El pasado día 30 de Mayo fue un día inolvidable para los compañeros que celebrábamos nuestra bodas de plata de la promoción del 84 en “nuestro” colegio San José.
Durante ese día revivimos montones de recuerdos de aquellos gloriosos años y se respiraba el compañerismo la complicidad y el cariño como si no hubiese pasado el tiempo. Que fácil comprender a Fray Luis de León en su “decíamos ayer...” .Fue todo tan intenso, que recordar nuestra vida colegial requeriría más días de celebración y eso que yo sólo pude disfrutar cuatro años y desde mi condición de “medio pensionista” no tan intensamente como lo hacían los internos.
Pues bien, pasado este día y continuando con el repaso al álbum de recuerdos, iban apareciendo compañeros que no estuvieron con nosotros y eso que fuimos muchos los congregados. Compañeros que conocí en mi primero de BUP y que acabaron con nosotros COU o marcharon antes a otros institutos o colegios para hacerlo. Compañeros que este día por sus propios motivos no pudieron venir, pues a buen seguro no hubo nadie que no quisiera hacerlo. Y como dijo Sebas en el discurso, “pasando toda mi vida colegial por mi mente”de pronto, me dio un vuelco el corazón al tiempo que se me ponían los ojos vidriosos, recordaba a los tres compañeros homenajeados como si de los tres mosqueteros se tratara. Pero hay quien opina que los tres mosqueteros eran cuatro, pues consideran a D´Artagnan como el cuarto y fue que se vino a mi mente la imagen de este cuarto: Antonio. Tu también nos dejaste prematuramente y en circunstancias tan dramáticas como son los accidentes de tráfico. Antonio, no recuerdo bien el año de tu partida, aunque fue en un día en que se celebraba la romería de tu pueblo, el de la Virgen de los Remedios. El hecho de ser en tu pueblo y estar nosotros dispersos ya del colegio, supongo, eso hizo que la noticia se fuera disipando y algunos nos enteramos tiempo después de haber sucedido. Ahora te recuerdo como si te tuviera delante, eras un tipo alto, ligeramente corcovado, que cuando te acatarrabas en invierno o con la alergia primaveral se te ponía la nariz roja como un auténtico tomate. Eras un chico tranquilo ... cuando querías, nunca te enfadabas y tenías un buen e inteligente sentido del humor aunque sin alardes. También te recuerdo como un buen jugador de ping pong, difícil de echar para que entrara otro de la cola que se formaba en los ratos libres en la sala de juego, estirabas los brazos y cogías todas las bolas.Estoy seguro que aunque no he nombrado tu apellido por el que te llamábamos todos saben que hablo de ti. Al igual que a los otros tres compañeros que a buen seguro estáis en el cielo, no puede haber otro sitio para vosotros, Antonio Peche Romero no solo estás en mi recuerdo, sino que te llevo en el corazón.
L.F. PINEDA

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